Sentir tedio de ir a la iglesia, criticarla por sus fallas y hasta perjudicarla adrede pero ‘profesar’ la fe, es lo mismo que decirle a Jesús: “Señor, te quiero a ti, pero a tu esposa no la soporto”.
Efesios 5:23b Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.
El cuerpo que está separado de la cabeza, como le escuché a un pastor dominicano, tiene que estar entonces en un banco de órganos, porque un cuerpo que funciona y crece está irremediablemente pegado a la cabeza.
Si no estás amando a la iglesia no te has dado cuenta que, como cristiano, tú mismo eres iglesia; o peor, no te estás deleitando en Cristo, no estás amando al esposo.
Los argumentos brotan cuando la Palabra confronta, pero el que es hijo sabe que es más dulce ser humillado y restaurado por su Señor que permanecer como necio y más seco que una hoja en otoño.
@virgisaescribe