Cada oración es un ladrillo que construye los sueños; y es que, sencillamente, los anhelos del corazón se patentan para materializarse en la realidad, en el deleite de la intimidad con Dios.
¿Qué quieres alcanzar hoy? La distancia entre tus sueños y tus manos está entre tus rodillas y el piso.